State of the art Sensors and Actuators
14.06.2024
La industria de la automoción se mantiene en constante desarrollo tecnológico para producir vehículos más confortables y de mayores prestaciones, a la vez que más seguros y respetuosos con el medio ambiente. Gran parte de esta evolución, se consigue gracias a la electrónica, incorporada para mejorar el funcionamiento de sistemas y elementos tradicionalmente mecánicos.
La interacción entre los sistemas mecánicos y la electrónica es posible gracias a los sensores, encargados de transformar en magnitudes eléctricas variables físicas de diversa índole, y los actuadores, encargados de transformar magnitudes eléctricas en trabajo físico.
Los sistemas de encendido electrónico y de inyección de combustible, fueron los primeros sistemas controlados electrónicamente incorporados de forma generalizada en los automóviles. El trabajo de ambos depende de gran cantidad de parámetros físicos que varían constantemente (temperatura, presión, revoluciones, etc.) que influyen directamente en el funcionamiento y rendimiento del motor.
Los sistemas de regulación mecánica tradicionales son comparativamente lentos y poco precisos, logrando un funcionamiento del motor variable y, en ocasiones, poco efectivo. La regulación electrónica de las mismas funciones incrementa tanto la velocidad de respuesta como la precisión, permitiendo además simplificar la construcción de los elementos mecánicos para mayor fiabilidad del conjunto.
Por otro lado, la posibilidad de trabajo conjunto e interacción entre componentes puramente mecánicos es reducida pudiendo resultar incluso perjudicial, puesto que el fallo de un componente o sistema puede provocar el funcionamiento deficiente de los demás. A todo lo anterior se suma el desgaste de determinados elementos mecánicos, que obliga a realizar reajustes periódicos para mantener la funcionalidad dentro de márgenes aceptables.
Los sistemas electrónicos evitan en muchos casos la realización de ajustes periódicos compensando desgastes mediante bucles de medición y corrección continuos que compensan desgastes y desajustes a lo largo de la vida útil de los vehículos.
Ofrecen además la flexibilidad intrínseca del software, cuya programación permite la aplicación de un mismo sistema de control en diferentes vehículos, motores, etc. En niveles más desarrollados, las funciones lógicas y el software de autodiagnóstico informan sobre los posibles defectos de componentes o el rendimiento insuficiente de determinadas funciones, pudiendo incluso adaptarse para seguir funcionando de forma aceptable hasta la reparación de la avería.
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